Alfabetizar, también en ciencias

Un objetivo fundamental que se persigue actualmente con la enseñanza de las ciencias se relaciona, indudablemente, con la "Alfabetización Científica y Tecnológica" -ACT- de los estudiantes.

Pero ¿qué entendemos por ello?

Tanto el análisis de bibliografía especializada como la consulta hecha a numerosos grupos de docentes de diversas procedencias, dan cuenta de la multiplicidad de interpretaciones acerca de este concepto.

Pero en todos los casos, suele aparecer como denominador común la idea de que mediante esta línea de trabajo se busca que los alumnos aprendan ciencias con el fin de aplicarla en la vida cotidiana.

Entre las características y propósitos fundamentales de la ACT se describen (Fourez, 1994):

Es claro que para alcanzar algunas de estas metas es necesario incluir en nuestras "agendas de trabajo docente" nuevos contenidos, nuevos ámbitos y nuevos métodos de enseñanza para intentar acercarnos a los objetivos mencionados, los cuales en última instancia, aspiran a la formación de futuros ciudadanos responsables de sus conductas cuando las circunstancias le requieran aplicar aspectos de su propia cultura científica.

Con respecto a los nuevos contenidos, es necesario incluir en los currículum de ciencias aquellas cuestiones que los alumnos deban conocer para desenvolverse con las herramientas adecuadas en la vida diaria.

Es común escuchar en los medios términos como "entornos tecnológicos". La tecnología se hace presente a nuestro alrededor en casi todas nuestras actividades, cuando manejamos la videocasetera o cuando usamos el correo electrónico, por ejemplo. Desde hace aproximadamente tres décadas, la adquisición de habilidades tecnológicas es un componente básico de la formación cultural de los ciudadanos, al menos en los países desarrollados, y gradualmente en el ámbito latinoamericano.

Sin embargo, deberíamos preguntarnos si nuestros conocimientos sobre temas de ciencias, supuestamente aprendidos en los distintos niveles de escolaridad, los que se profundizan luego a lo largo de nuestra vida, se hallan a la par de los conocimientos que debemos tener para usar cotidianamente.

Esto equivale a preguntarnos si en verdad son sólidos los conocimientos de ciencias, que ponemos diariamente en juego, por ejemplo al interpretar información en los noticieros sobre el famoso calentamiento global y el efecto invernadero, o al analizar los problemas actuales de contaminación de los mares y océanos debido al petróleo; o si podemos evaluar la conveniencia o los riesgos de someternos a diversos estudios que emiten RX como las radiografías o la tomografía computarizada; si podemos comprender los problemas de la crisis energética o si conocemos los peligros de tener un transformador en nuestro barrio; si tenemos información acerca de las ventajas y desventajas del consumo de alimentos trasngénicos o conocemos las posibles aplicaciones de las "células madre" en diversos tratamientos o, simplemente, si entendemos por qué debemos tener en casa un disyuntor y una llave térmica. Es decir, a preguntarnos si somos ciudadanos (padres, profesionales, docentes, etc.) con un cierto nivel de alfabetización científica.

En relación con los nuevos ámbitos, podríamos preguntarnos... ¿Todas estas cuestiones sólo se aprenden en la escuela? ¿Existen otros espacios o ámbitos en los cuales un individuo puede incorporar nueva información a lo largo de su vida? ¿Cómo se logra actualizar los conocimientos relacionados con la ciencia y la tecnología una vez egresados del sistema educativo formal?

Es evidente que, si bien la escuela es el lugar privilegiado para aprender las nociones científicas básicas, seguimos aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida. Una manera accesible y al alcance de todos los ciudadanos la aportan los medios de comunicación y los artículos de divulgación. Este es el modo en que la mayoría de las personas actualizan sus conocimientos e incorporan información acerca de los nuevos avances científicos y sus aplicaciones tecnológicas.

Por otra parte, también existen alternativas de profundización y actualización de los conocimientos científicos y tecnológicos a través de los espacios de educación no formal. Por ejemplo, cuando recorremos un museo tradicional de ciencias o cuando interactuamos en un museo participativo, tenemos la oportunidad de aprender nociones científicas . Existen diversos Programas educativos relacionados con la educación no formal, cuyo objetivo responde a la consigna "ciencia para todos los ciudadanos".

Con respecto a los nuevos métodos de enseñanza, podríamos pensar ... ¿cuáles son las estrategias que como docentes debemos acercar a nuestros alumnos para permitirles acceder a un mundo cada vez más "impregnado" de tecnología? ¿cómo prepararlos para enfrentar en el futuro diversos problemas y ayudarlos a tomar decisiones, como ciudadanos responsables en relación con cuestiones como el agotamiento de los recursos naturales, el uso de la energía nuclear... o la instalación de una empresa que contamina de gases tóxicos el barrio?

Todo esto tiene que ver, no solamente con un manejo individual de habilidades y conocimientos básicos sobre las ciencias, sino con la comprensión de los temas y problemas de las ciencias naturales como parte de nuestra cultura. Esto permite establecer relaciones de la ciencia con aspectos sociales, políticos e ideológicos. El tratamiento de los contenidos escolares enmarcados en este enfoque responde a lo que en educación se denomina "relaciones CTS" (Ciencia-Tecnología-Sociedad)
Por otra parte, este complejo y problemático entramado de vínculos entre ciencia y cultura, es generalmente abordado en educación mediante el modelo de resolución de problemas

A lo largo del recorrido por este CD, veremos diferentes formas de aproximarnos a los objetivos de alfabetización científica. También intentaremos incorporar algunos conceptos relacionados con el ambiente y los usos y transformaciones de la energía en un marco CTS, con la intención de promover la toma de conciencia sobre el rol decisivo del conocimiento científico en la preservación de un medio ambiente en riesgo.