Terremotos
© UNESCO. Ilustración: Eva Medeiros |
Un sismo es todo
temblor o sacudida que se origina en el interior de la Tierra, a cierta profundidad.
Cuando el temblor es muy fuerte y ocasiona daños, se lo llama terremoto.
En cambio, cuando es leve, se denomina temblor.
Los sismos se originan cuando se descarga la energía acumulada en la
corteza terrestre debido a los movimientos tectónicos. Las placas tectónicas
limitan entre sí, se desplazan, interactúan... se presionan entre
sí, acumulando una gran cantidad de energía que, al liberarse,
provoca terremotos.
El inicio de un sismo es súbito y sin advertencia previa. Actualmente
no es posible pronosticar con precisión la ocurrencia de un terremoto.
Por ello, la posibilidad de reducir su amenaza es nula. También un sismo
puede originarse por la actividad volcánica o por acción humana,
como es el caso de las explosiones atómicas subterráneas.
El foco o hipocentro
es el lugar, en profundidad, donde se genera el sismo y desde allí se
propaga en forma de ondas sísmicas (también llamadas ondas de
deformación) en todas las direcciones. Además, los geólogos
destacan el lugar en la superficie terrestre que se encuentra justo por encima
del foco, al que llaman epicentro. Este lugar se destaca por ser el sitio al
cual el terremoto afecta con mayor intensidad.
Raramente se produce un terremoto en forma aislada, suelen estar precedidos
por temblores con origen en el mismo epicentro. También puede ocurrir
que luego de un terremoto ocurran temblores llamados réplicas.
El mecanismo primario de destrucción es la energía de vibración transmitida desde la profundidad de la Tierra (hipocentro) a la superficie. Esta vibración causa daño y derrumbe de estructuras, las que a su vez causan la muerte o lesionan a los ocupantes. Las vibraciones también pueden causar deslizamientos de tierra o del terreno, caídas de rocas y fracturas del terreno, produciendo daños en los asentamientos humanos. En forma indirecta, las vibraciones también causan incendios múltiples, accidentes industriales o del transporte y pueden desencadenar inundaciones cuando producen colapsos de represas.
La escala Richter indica la cantidad de energía descargada en el epicentro. La magnitud de un terremoto es una medida de su fuerza o más precisamente la cantidad de energía sísmica liberada durante su ocurrencia. Los registros de las ondas sísmicas se plasman en unos gráficos conocidos como sismogramas.
Los elementos más
vulnerables a los efectos de las vibraciones sísmicas son los edificios
que han sido construidos sin sistemas de ingeniería antisísmica.
También los edificios altos y los edificios construidos en terrenos poco
consolidados pueden sentir los efectos de terremotos distantes. Otra cuestión
importante es que las plantas químicas e industriales también
presentan riesgos secundarios a los terremotos, al igual que los gasoductos,
oleoductos, conductos de agua y líneas eléctricas, entre otras
obras de infraestructura y servicios públicos.
Para saber
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